MISIÓN CONTINENTAL, REUNION DE TRABAJ

Monseñor Felipe Bacarreza y Padre Eduardo Riquelme

El Sábado 23 de enero, desde las 08,30 horas, una delegación de DIRIGENTES DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD de la Diócesis de Los Ángeles, se reunirán en la Casa de Retiros "Adveniat", para trabajar el tema de la MISIÓN CONTINENTAL, con el Obispo de la Diócesis, Monseñor Felipe Bacarreza Rodriguez, y el Padre Eduardo Riquelme. Se espera una concurrencia de alrededor de 200 hermanos y hermanas, provenientes de los distintos movimientos eclesiales. La jornada culminará a las 16,30 horas, luego de un almuerzo fraterno, al que le seguirán las conclusiones del trabajo realizado.

EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN, SACRAMENTO DE VIDA

¡¡¡Si pudiesemos valorar la grandeza de éste Sacramento!!!!!



El abad acababa de entrar a su oficina. Abrió la agenda con el programa del día.

9.00, reunión con el consejo del monasterio.
10.30, reunión de sacerdotes del sector.
12.30, reunión con los administradores de la zona.
15.00, reunión del obispo con los agentes de pastoral.
17.30, reunión para planeación de la catequesis.

Sonó el timbre de la sacristía. El abad estaba colocando varios papeles en su sitio, cuando se acercó el hermano portero.

"Ha llegado una señora anciana con un chico joven. Quieren hablar con un sacerdote".

"Diles que estamos ocupados, que vengan más tarde".

El portero se retira. A las 8.45, el abad se dirige a la sala de reuniones. Tiene que pasar por la sacristía. Allí seguían, en pie, la señora y el joven.

"Padre, perdone nuestra insistencia. ¿Podemos hablar un momento con usted?"

"Buenos días, buenos días. Perdonen, es que tengo un poco de prisa. Ahora debo ir a una reunión, y toda la mañana y la tarde voy a estar ocupado. ¿No pueden venir más tarde, cuando encuentren algún sacerdote libre?"

"Padre, es que llevo más de un año con deseos de confesarme. Nunca encuentro a un sacerdote en la iglesia, o si lo encuentro están siempre muy ocupados. Pero hoy no puedo dejar pasar más tiempo. Convencí a mi nieto para que viniese a confesarse o, al menos, a hablar un rato con un padre. Quizá es el momento de Dios, no habría que dejar pasar más tiempo. ¿No le parece?"

El padre abad sintió un poco de pena, pero es que las reuniones son tan importantes, y estaban programadas desde hacía tanto tiempo…

"Mire, señora, seguro que hacia mediodía encontrarán otro padre. El ecónomo salió de compras, el administrador ahora viene conmigo. El encargado de catequesis lleva unos días fuera en cursillos de actualización, pero cuando regrese estoy seguro de que les recibirá con mucho gusto".

"Padre, por favor, mi nieto está aquí ahora, pero a mediodía tiene que irse. ¿No es posible hacer algo, encontrar a alguien?"

El padre abad notó dentro de sí un movimiento de impaciencia. Tenía prisa. El reloj marcaba las 8.55. Pero había que mostrarse educado.

"Señora, lo siento… Seguro que habrá otra oportunidad… Quizá cuando vuelva su nieto, otro día…"

Como la señora hizo un gesto de insistencia, el padre decidió escapar directamente por la iglesia, para llegar más rápido a la sala de reuniones.

Al pasar por la capilla del Sagrario, hizo la genuflexión. Algo dentro de sí le dejó triste e inquieto. Como si Cristo le susurrase al corazón: "¿Vas a dar más importancia a las reuniones que a unas personas que han llegado aquí para pedir ayuda? ¿Para eso te escogí sacerdote?"

Fue como una lanzada profunda. Unas lágrimas asomaron por sus ojos. Repitió la genuflexión, y fue otra vez a la sacristía.

La señora y el joven estaban a punto de salir por la puerta lateral. El abad les dijo en voz alta: "Esperen, creo que hay una solución. Vuelvo en seguida".

Volvió al despacho y llamó al portero. "Cancela todas las citas que tengo en la mañana. Están anotadas aquí, en la agenda".

"Pero, padre, si ya el consejo está reunido para la reunión".

"Ahora hay algo más importante. Luego explico a todos lo que ha pasado".

Fue a la iglesia y se dirigió al confesionario de la izquierda. Daba pena verlo tan solo, tan triste, tan sucio. Rompió una telaraña y sacudió el polvo. Volvió a la sacristía y llamó a la señora y al nieto.

La luz del confesionario se encendió. ¡Todavía funcionaba! Tenía dudas el padre abad, pues desde hacía mucho tiempo que no se usaba ese lugar para lo que fue construido: para confesar…

Entró primero el joven. Estuvo tiempo, mucho tiempo, tranquilo, sin prisas. ¿Conversó o se confesó? Dios lo sabe. Pero el joven salió distinto, con una sonrisa como pocas veces se le había visto en los últimos meses. Al despedirse del padre abad, le dijo: "¿Sabe? Es la primera vez en mi vida que hablo con un sacerdote".

Luego entró la señora anciana. Quería estar poco tiempo, confesarse rápido, pues pensaba que el padre tendría mucha prisa. Pero se sintió extrañamente acogida, con más cariño que nunca. El padre abad le dedicó tiempo, mucho tiempo, como si ella fuese la persona más importante del mundo.

En la capilla del Sagrario, Jesús estaba muy feliz. Porque un sacerdote había recordado que lo más importante es cuidar a las ovejas. Y porque dos almas, de edades y mentalidades muy diferentes, habían tenido la ocasión de recibir una nueva señal del cariño inmenso que Dios tiene por cada uno de sus hijos.


¿REUNIONES O CONFESIONES? Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net. Especial para los sacerdotes.
Historia (imaginada) de un sacerdote que recordó que lo más importante es cuidar a las ovejas.
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

SECRETARIADO Y ESCUELA DE DIRIGENTES, SUS FINES

Estructura: Secretariados y Escuela de dirigentes

“Que la organización no acabe con la mística” (Eduardo Bonnín a Cardenal Pironio) Los Cursillos de Cristiandad son “espíritu” y se mueven en un plano espiritual, para provocar “hambre” de Dios. Las cosas del Espíritu se mueven en plano de unidad de servicio. El cursillo se hace para vivir el cuarto día, desde lo fundamental cristiano, en convivencia caritativa y apostólica. Se ha indicado que los tres tiempos o momentos básicos en los que se distingue el Método de Cursillos - Precursillo, Cursillo y Poscursillo-, son como planos que se establecen en las relaciones de amistad entre las personas , y que se unen íntimamente entre sí, como un movimiento circular, provocado porque el precursillo genera el cursillo, el cursillo genera el poscursillo y, a su vez, el poscursillo genera el precursillo. Que la finalidad del Poscursillo es vivir y convivir lo fundamental cristiano dentro del metro cuadrado de cada una de las personas. Intentar que la vela que Cristo, mediante el cursillo, colocó en el centro del metro cuadrado móvil de cada uno de nosotros permanezca encendida y alumbre a los demás, especialmente a los alejados, en cualquier punto de todos los ambientes en los que vivimos. Que, el Seguro Total de amistad, para garantizar la posibilidad de vivir en Gracia en el mundo durante el cuarto día, se presenta, desde la amistad, por medio de dos vías o polos: el polo personal de la Reunión de Grupo y el polo social de la Ultreya. Si bien Cursillos es un “espíritu”, su vivencia en el mundo necesita una estructura organizativa, porque el desarrollo y el crecimiento en el mundo de ese “espíritu” exige el servicio de unos organismos que se ocupen de salvaguardar su esencia y finalidad. La esencia y finalidad de la estructura organizativa del “espíritu” de Cursillos, en definitiva, se concreta en una sola función: servicio. Esa función se desarrolla a través de la figura de los secretariados y de las escuelas de dirigentes, ambas con una íntima conexión y una vinculación común de servir a Cursillos en tareas específicas. Aunque los instrumentos de que se componen son humanos, en todo momento se ha de tener en cuenta que Cursillos de Cristiandad no es una organización mercantil. El Secretariado de Cursillos es un organismo de servicio cuando dedica su actividad a simplificar, facilitar y posibilitar la vivencia de lo Fundamental Cristiano en cualquier punto de todos los ambientes en los que vivimos y nos desenvolvemos. La estructura esencial del Cursillos, el prioritario y fundamental secretariado de Cursillos es el secretariado diocesano. Por la necesidad de una conexión y colaboración entre los Secretariados Diocesanos nace el Secretariado Nacional. El mismo fundamento de conexión y colaboración entre los Secretariados Nacionales, da oportunidad a la existencia de Grupos Internacionales y a la creación del Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad. La Escuela de Dirigentes desarrolla la función de servir a Cursillos, en íntima conexión y vinculación común con el Secretariado, para simplificar, facilitar y posibilitar la vivencia de lo Fundamental Cristiano en cualquier punto de todos los ambientes en los que vivimos y nos desenvolvemos. La Escuela de Dirigentes concentra su finalidad, básicamente, en cuatro puntos: 1.- Impulsar y encauzar las inquietudes de los cursillistas. 2.- Dar sentido, contenido, eficacia, clima y vida a la Ultreya 3.- Facilitar la teoría y la práctica de Cursillos a quienes componen la Escuela. 4.- Impulsar y aumentar el nivel de crecimiento espiritual de sus componentes. Los componentes de un Secretariado y de una Escuela de Dirigentes no son ejecutivos de una “torre de mando”. Ellos han de desarrollar esa función solo para dar un servicio. El principio práctico en un Secretariado y en una Escuela de Dirigentes no ha de ser el de actuar como un “parlamento democrático”. Lo esencial y la finalidad de lo “espiritual”, como es lo esencial y la finalidad de Cursillos, vive en la pretensión única de todos. Lo esencial y la finalidad de lo “espiritual” no se impone, ni se somete a la suma de unos votos. Los votos son el cobijo de quienes quieren mando e imposición. El Secretariado y la Escuela de Dirigentes de Cursillos han de ser organismos con una estructura mínima para el ejercicio de lo fundamental, porque “el exceso de organización mata la vida” Es característica determinante y esencial en el Secretariado y en la Escuela de Dirigentes que la estructuración ha de estar al servicio de la autenticidad del contenido y objetivos de Cursillos, o sea, de la vivencia de lo Fundamental Cristiano producida por el “encuentro” del cursillo y potenciada por el desarrollo posterior. Porque no hay siervos, sino amigos, porque no hay personajes, sino personas … porque se escucha mejor a los discípulos … Ni lecciones, ni maestros, ni órdenes, ni mandos… solo SERVICIO

EL PAPA VALORA LAS COMUNICACIONES EN EL SIGLO ACTUAL...SIGAMOS SU EJEMPLO

Los peces De Colores navegan el el agua viva del Señor, en el mundo creado por El.
Usamos los medios de comunicación modernos para evangelizar:
Cinco obispos llamados a asesorar a la Santa Sede en comunicación
Entre ellos, el colombiano Gutiérrez Pabón y el español Píris Frígola

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 6 enero 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha pedido a cinco obispos de diferentes países que asesoren a la Santa Seden en la pastoral de la comunicación.

Dos de ellos son de lengua española. Uno es el obispo de Engativa en Colombia, monseñor Héctor Luis Gutiérrez Pabón, presidente del departamento de Comunicación Social y prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

El otro es monseñor Joan Píris Frígola, obispo de Lleida y actual presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española.

El Papa también ha nombrado para esta tarea a monseñor Thomas Christopher Collins, arzobispo di Toronto (Canada); a monseñor Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok (Thailandia); y a monseñor Béchara Raï, obispo de Jbeil, Byblos de los Maronitas (Líbano).

El Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, presidido por el arzobispo Claudio Maria Celli, según la constitución apostólica "Pastor Bonus", se dedica a "las cuestiones relativas a los instrumentos de comunicación social, con la finalidad de que, también por medio de ellos, el mensaje de la salvación y el progreso humano contribuyan a fomentar la civilización y las costumbres.".

El secretario del Consejo Pontificio es monseñor Paul Tighe, irlandés, y el secretario adjunto monseñor Giuseppe Antonio Scotti, italiano, quien es también presidente del Consejo de Administración de la Librería Editorial Vaticana.

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