COMIENZAN LOS CURSILLOS DEL AÑO 2010, en la Diócesis de Los Angeles.


Recuperados ya del trauma del gran terremoto, hemos salido a pescar en alta mar. Vienen los primeros cursillos del año, para que tu tires las redes y conquistes corazones para el Señor. Aquí tienes las fechas de los primeros cursillos:

17 al 20 de junio de 2010 CURSILLO DE HOMBRES

01 al 04 de julio CURSILLO DE MUJERES

LA PEDAGOGÍA DEL CURSILLO




Queridos Hermanos:

Les entrego este artículo muy interesante que nos habla sobre la pedagogía del Cursillo, sobre el estilo incisivo, alegre y esperanzador . Es bueno leer también para cuando demos temas en las Ultreyas, y para saber cual es el ambiente que debemos propiciar . Veamos:


A. Pedagogía del Cursillo.

La finalidad de la pedagogía del Cursillo es ayudar a crear un clima que facilite el encuentro con el Señor, orillando los escollos y obstáculos que pudieran impedir la llegada del Mensaje a la cabeza y al corazón del cursillista e intentando cortar los lazos que lo esclavizan, impidiendo una opción libre y consciente (217).


El aspecto principal de esta técnica y de esta pedagogía radica en la estructuración doctrinal. Una estructuración sistemática de una serie de verdades que se orientan a la consecución de un fin concreto. No se trata de presentar un curso teológico completo, sino una síntesis viva de la fe y de la vida cristiana que propicie con y por la gracia de Dios la conversión personal por el encuentro con Cristo, que da sentido a la vida y se convierte en su centro ordenador (218).

Otro aspecto importante es el contacto personal entre los miembros del equipo de dirigentes - sacerdotes y seglares- y los cursillistas. Es imprescindible conectar en profundidad con la persona para poder conocerla, entenderla y acompañarla en su proceso de encuentro con Dios y con el hermano. Todo se ha de hacer con prudencia y sentido de la oportunidad. Todo ello con el fin de que recorra el camino que ha de recorrer (219).

Un tercer aspecto de esta técnica consiste en el lenguaje, las ideas-fuerza y el estilo (220). Un lenguaje sencillo, vivo, actual en cada momento, que sea perfectamente comprensible para el auditorio, que se adapte al oyente y evite toda grandilocuencia vana. Lenguaje utilizado con propiedad y precisión, pero con adaptación para que sea inteligible a todos.

Ideas-fuerza que sintetizan en fórmulas breves y profundas el ideal cristiano que se está presentando y que se debe grabar en lo más profundo del corazón. Fórmulas fáciles de captar que se van repitiendo como slogans durante el Cursillo de modo que penetren y enraícen en el corazón.

Un estilo incisivo y directo. Un estilo actual, sincero y realista. Un estilo valiente, jubiloso y encarnado.

Incisivo y directo. Sin rodeos ni eufemismos que disfracen la contundencia de la palabra o la fuerza de la vida misma.
Actual. Porque se actualiza incesantemente, porque está en constante renovación y eso le da una vigencia ininterrumpida.
Sincero. Sin fingimientos, sin dobles caras, sin reparar en las apariencias. Buscando la autenticidad y la coherencia de vida.
Realista. Sin caer en convencionalismos típicos. Con llaneza y naturalidad. Llamando a las cosas por su nombre.
Valiente. Audaz y decidido, con la osadía del que confía en quien no puede defraudar, con la intrepidez del que se sabe depositario de una misión insustituible en un mundo a menudo hostil y siempre tendente a la mediocridad.
Jubiloso. Con un gozo que se manifiesta y exterioriza, que desborda fruto de un estado de ánimo alegre consecuencia del equilibrio y la seguridad interior que dan la posesión de la verdad y la entrega al servicio de la Iglesia.
Encarnado. Un estilo cristiano encarnado en la realidad. Lejos del espiritualismo distante y distanciado del típico "beato". Inserción profunda en la vida de la calle, en la vida que rodea a cada uno, en la que cada uno está inmerso. Conectar con el hombre, compartir sus inquietudes, comunicar en profundidad con ellos, no de arriba a abajo, sino en el mismo plano. Una encarnación que brota de la propia realidad bautismal que vive el laico, y que le constituye en agente de evangelización, con entidad propia, y no como una especie de clérigo de segunda.

Como cuarto aspecto de esta pedagogía destacamos el clima que se debe vivir en el Cursillo (221). Para que funcione y alcance la eficacia pretendida es muy importante que se dé el clima adecuado. Aquí la técnica consiste en la estructuración de las circunstancias, que no significa someter a los cursillistas a toda un serie de trucos o reacciones psicológicas, sino hacerles vivir en la verdad y de la verdad dentro del clima más propio para que esta verdad cale hondamente en el alma... (222).

Este clima está compuesto de sencillez y sinceridad, de naturalidad y espontaneidad, y sobre todo de cordialidad y alegría, que desembocarán en unos lazos profundos e intensos de amistad.

Este clima ambiental se va alcanzando a través de unos medios determinados como son los chistes, las bromas, los cantos, así como en otro orden el diálogo profundo, el compartir tareas ... Los chistes y bromas distensionan el ambiente. Los cantos relajan, entretienen y enardecen. El compartir tareas de pequeños servicios, acerca. El diálogo a fondo, une. Éstos y otros medios, sobre todo, disponen positivamente a la recepción, a la comunicación, de modo que personas que no se conocían previamente viven un clima de amistad verdadera y de mutua apertura interior.

Estos medios se manejan y controlan convenientemente para evitar posibles excesos de forma y sobre todo en base a la delicadeza con las personas, para que nadie se pueda sentir herido o molesto en ningún momento, sino que reine la armonía y la caridad.

El clima se caracteriza sobre todo por la alegría. Ésta, es propia del cristiano convencido y es consecuencia del encuentro del hombre con la verdad. La alegría ensancha el corazón y dispone para la relación interpersonal. El clima de alegría es consecuencia de la alegría que tienen las personas que inciden en ese clima. En unos será consecuencia del equilibrio vital fruto de una integración personal desde la fe, que da sentido y plenitud a sus vidas. En otros será fruto de la superación de dificultades, de problemas, del sentido vital que se va descubriendo, del camino futuro que se va vislumbrando hacia Dios como meta en compañía de los hermanos, conviviendo con ellos y compartiéndolo todo.

Los medios que propician este clima se procura que discurran por cauces de normalidad psicológica en su utilización. No se trata ni se pretende un lavado de cerebro del que asiste al Cursillo, injustificable siempre aunque pretendiese los fines mejores. Simplemente se trata de allanar los prejuicios del camino para que la persona pueda recibir el mensaje con más luz y desde una mayor objetividad, y para que ofrezca una mayor docilidad a la gracia de Dios.

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