MISIÓN CONTINENTAL, REUNION DE TRABAJ
lunes, 18 de enero de 2010 | Publicado por Carlos Moreno Pezo en lunes, enero 18, 2010
EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN, SACRAMENTO DE VIDA
El abad acababa de entrar a su oficina. Abrió la agenda con el programa del día.
9.00, reunión con el consejo del monasterio.
10.30, reunión de sacerdotes del sector.
12.30, reunión con los administradores de la zona.
15.00, reunión del obispo con los agentes de pastoral.
17.30, reunión para planeación de la catequesis.
Sonó el timbre de la sacristía. El abad estaba colocando varios papeles en su sitio, cuando se acercó el hermano portero.
"Ha llegado una señora anciana con un chico joven. Quieren hablar con un sacerdote".
"Diles que estamos ocupados, que vengan más tarde".
El portero se retira. A las 8.45, el abad se dirige a la sala de reuniones. Tiene que pasar por la sacristía. Allí seguían, en pie, la señora y el joven.
"Padre, perdone nuestra insistencia. ¿Podemos hablar un momento con usted?"
"Buenos días, buenos días. Perdonen, es que tengo un poco de prisa. Ahora debo ir a una reunión, y toda la mañana y la tarde voy a estar ocupado. ¿No pueden venir más tarde, cuando encuentren algún sacerdote libre?"
"Padre, es que llevo más de un año con deseos de confesarme. Nunca encuentro a un sacerdote en la iglesia, o si lo encuentro están siempre muy ocupados. Pero hoy no puedo dejar pasar más tiempo. Convencí a mi nieto para que viniese a confesarse o, al menos, a hablar un rato con un padre. Quizá es el momento de Dios, no habría que dejar pasar más tiempo. ¿No le parece?"
El padre abad sintió un poco de pena, pero es que las reuniones son tan importantes, y estaban programadas desde hacía tanto tiempo…
"Mire, señora, seguro que hacia mediodía encontrarán otro padre. El ecónomo salió de compras, el administrador ahora viene conmigo. El encargado de catequesis lleva unos días fuera en cursillos de actualización, pero cuando regrese estoy seguro de que les recibirá con mucho gusto".
"Padre, por favor, mi nieto está aquí ahora, pero a mediodía tiene que irse. ¿No es posible hacer algo, encontrar a alguien?"
El padre abad notó dentro de sí un movimiento de impaciencia. Tenía prisa. El reloj marcaba las 8.55. Pero había que mostrarse educado.
"Señora, lo siento… Seguro que habrá otra oportunidad… Quizá cuando vuelva su nieto, otro día…"
Como la señora hizo un gesto de insistencia, el padre decidió escapar directamente por la iglesia, para llegar más rápido a la sala de reuniones.
Al pasar por la capilla del Sagrario, hizo la genuflexión. Algo dentro de sí le dejó triste e inquieto. Como si Cristo le susurrase al corazón: "¿Vas a dar más importancia a las reuniones que a unas personas que han llegado aquí para pedir ayuda? ¿Para eso te escogí sacerdote?"
Fue como una lanzada profunda. Unas lágrimas asomaron por sus ojos. Repitió la genuflexión, y fue otra vez a la sacristía.
La señora y el joven estaban a punto de salir por la puerta lateral. El abad les dijo en voz alta: "Esperen, creo que hay una solución. Vuelvo en seguida".
Volvió al despacho y llamó al portero. "Cancela todas las citas que tengo en la mañana. Están anotadas aquí, en la agenda".
"Pero, padre, si ya el consejo está reunido para la reunión".
"Ahora hay algo más importante. Luego explico a todos lo que ha pasado".
Fue a la iglesia y se dirigió al confesionario de la izquierda. Daba pena verlo tan solo, tan triste, tan sucio. Rompió una telaraña y sacudió el polvo. Volvió a la sacristía y llamó a la señora y al nieto.
La luz del confesionario se encendió. ¡Todavía funcionaba! Tenía dudas el padre abad, pues desde hacía mucho tiempo que no se usaba ese lugar para lo que fue construido: para confesar…
Entró primero el joven. Estuvo tiempo, mucho tiempo, tranquilo, sin prisas. ¿Conversó o se confesó? Dios lo sabe. Pero el joven salió distinto, con una sonrisa como pocas veces se le había visto en los últimos meses. Al despedirse del padre abad, le dijo: "¿Sabe? Es la primera vez en mi vida que hablo con un sacerdote".
Luego entró la señora anciana. Quería estar poco tiempo, confesarse rápido, pues pensaba que el padre tendría mucha prisa. Pero se sintió extrañamente acogida, con más cariño que nunca. El padre abad le dedicó tiempo, mucho tiempo, como si ella fuese la persona más importante del mundo.
En la capilla del Sagrario, Jesús estaba muy feliz. Porque un sacerdote había recordado que lo más importante es cuidar a las ovejas. Y porque dos almas, de edades y mentalidades muy diferentes, habían tenido la ocasión de recibir una nueva señal del cariño inmenso que Dios tiene por cada uno de sus hijos.
¿REUNIONES O CONFESIONES? Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net. Especial para los sacerdotes.
Historia (imaginada) de un sacerdote que recordó que lo más importante es cuidar a las ovejas.
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
viernes, 15 de enero de 2010 | Publicado por Carlos Moreno Pezo en viernes, enero 15, 2010
SECRETARIADO Y ESCUELA DE DIRIGENTES, SUS FINES
Estructura: Secretariados y Escuela de dirigentes
jueves, 14 de enero de 2010 | Publicado por Carlos Moreno Pezo en jueves, enero 14, 2010
EL PAPA VALORA LAS COMUNICACIONES EN EL SIGLO ACTUAL...SIGAMOS SU EJEMPLO
Usamos los medios de comunicación modernos para evangelizar:
Cinco obispos llamados a asesorar a la Santa Sede en comunicación
Entre ellos, el colombiano Gutiérrez Pabón y el español Píris Frígola
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 6 enero 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha pedido a cinco obispos de diferentes países que asesoren a la Santa Seden en la pastoral de la comunicación.
Dos de ellos son de lengua española. Uno es el obispo de Engativa en Colombia, monseñor Héctor Luis Gutiérrez Pabón, presidente del departamento de Comunicación Social y prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
El otro es monseñor Joan Píris Frígola, obispo de Lleida y actual presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española.
El Papa también ha nombrado para esta tarea a monseñor Thomas Christopher Collins, arzobispo di Toronto (Canada); a monseñor Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok (Thailandia); y a monseñor Béchara Raï, obispo de Jbeil, Byblos de los Maronitas (Líbano).
El Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, presidido por el arzobispo Claudio Maria Celli, según la constitución apostólica "Pastor Bonus", se dedica a "las cuestiones relativas a los instrumentos de comunicación social, con la finalidad de que, también por medio de ellos, el mensaje de la salvación y el progreso humano contribuyan a fomentar la civilización y las costumbres.".
El secretario del Consejo Pontificio es monseñor Paul Tighe, irlandés, y el secretario adjunto monseñor Giuseppe Antonio Scotti, italiano, quien es también presidente del Consejo de Administración de la Librería Editorial Vaticana.
miércoles, 6 de enero de 2010 | Publicado por Carlos Moreno Pezo en miércoles, enero 06, 2010
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